Capítulo 29

Ña Martina estiró la mano y arrugó el ruedo de su vestido gris. Arrugada la boca, entornó los ojos, ladeó la cabeza y repartió prolijamente los labios a ambos lados de la cara. Sus maniobras contorsionistas le conferían halos disímiles pero evocadores; emplumada y clueca, empollando maldiciones; tortolita acongojada. Se sopló con la pantalla de karanda’y[1] y tosió dos veces con un puño cerrado cerca de la boca, su turu[2] amplificador. Cof, cof. Bufidos resonantes parodiadores del sollozo impúber.

El aire desteñido del lunes de tarde incorporaba tintes extrínsecos: Los rubios cabellos de Mercia pintarrajeaban incoherentemente los ojos de las tres señoras que se santiguaban, de las tres cabezas de pescado que se santiguaban, de los tres rosarios suspendidos en el aire que dejaban gotear sus cuentas que sonaban a sordas lágrimas de consternación. La mancha verde mate del escupitajo de ña Martina no se diluyó en la tierra roja.

Mercia siguió caminando impasible, con sus zapatos encarnados y sus dos críos; cada cual arrastrando su atadito, arrastrados por la mamá que se movía con los ojos empañados, con los oídos taponados y la boca carmín.

Enseguida se vio pasar a Juliane; y los tres perfumes combinados de Marley agitaron a las señoras que se pusieron a estornudar. Shirley y Victorina:

-Saludo-mi neménape.[3]

-Che Dio![4]

Y cada una con sus críos.

María se secó las manos mulatas y salió al portón. Palmaditas en cada uno de los hombros, pode entrar[5]. Ojos de niños grandemente abiertos y labios besucones de tías despampanantemente perfumadas. Pára, tia,[6] beso, chuic, chuic, lindinho![7]

Las mariposas se sentaron en los deshilachados sillones y, fumando sus aromados cigarrillos y bebiendo una cañita Piribebuy, acordaron el monto. María los cuidaría, obedece a tia, meu amor.[8] Si no fuera por la vergüenza de tener que morir cada noche. Ah, mulher de vida fácil? Vem ver se é fácil. Nem sei se é fácil ou difícil, eu até que gosto, acho que já me acostumei...[9]

¡En nuestro barrio, querida! Ña Martina hacía aire para refrescarse la entrepierna abanando el largo vestido. ¡Imaginate! Las señoras asiduas a la guampa de la matrona se dieron cita en su vereda para comentar el reprochable suceso. Emañamína, nde.[10] Jugando con tus hijos, querida ¡por Dios!

Ya no había bar. Familia grande reunida alrededor del desvencijado tablón.

Nelson entró sin golpear y los vio, se vieron. São meus filho, oh Nelson.[11] Dale que, tienen que aprender. Complejo apretón de manos, todos los deditos queriendo enmarañarse con los dedos de Nelson. Esperen, por turno, esperá un ratito vos, Maicom.

Pero había naipes y damas, ajedrez. Marley les regaló otro televisor. Vocês pode vim quando quiser. Vocês é que nem se fosse meus filho.[12] Casa, pido,[13] tambo…



[1] Karanda’y: Copernicia alba. es una planta de la familia de las Arecáceas, nativa de la región del Gran Chaco. Es una palmera de hasta 20 metros de altura, con 40 centímetros de diámetro máximo, rara vez bifurcado, cubierto de una corteza de color grisáceo y de superficie lisa o marcada por las huellas de las ramas antiguas en los adultos. Muestra hojas palmadas, en forma de abanico. El tronco de los ejemplares adultos se usa en la industria maderera para cortar postes para líneas telefónicas y eléctricas. En las ciudades de Luque, Limpio y Tobati se confeccionan sombreros trenzando la hoja de karanda'y. La forma de tejido está heredada de la cultura guaraní, aunque los guaraníes no hacían sombreros sino bolsos. El sombrero de karanda'y, llamado sombrero pirí, está utilizado tradicionalmente para protegerse del sol durante los trabajos agrícolas.

[2] Turu: Instrumento de viento elaborado con el cuerno vacuno. Trompeta, cuerno, corneta.

[3] Mis saludos a su esposo.

[4] Che Dio!: ¡Dios mío!

[5] Pueden entrar.

[6] ¡Pará, tía!

[7] Lindito.

[8] Obedecé a la tía, mi amor.

[9] Ah, ¿mujer de vida fácil? Vení a ver si es fácil. Ni siquiera sé si es fácil o difícil, hasta me gusta, creo que ya me acostumbré…

[10] Fijate.

[11] Son mis hijos, oh Nelson.

[12] Ustedes pueden venir cuando quieran. Ustedes son como si fuesen mis hijos.

[13] Pido: En los juegos infantiles, pedido de tiempo o pausa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario